La adolescencia de Fran, mi «cuñao» estuvo marcada por aturdir policías, robar sacas de dinero y por conducir carretillas, todo ello prácticamente cada fin de semana.
Y no, no estoy hablando del «Torete» y «El Vaquilla», estoy hablando de Fran, el dueño de Los Parrales, y como cómplice, su inseparable amigo Luis.